La puesta en obra de las mezclas bituminosas en caliente
debería hacerse siempre en condiciones climáticas favorables en cuanto a
temperaturas, viento y lluvia, para que se favorezca o posibilite que su
compactación se realice en el rango adecuado de temperatura, de modo que no
solo se alcance la densidad exigida, sino que ésta se consigue en buena
temperatura sin reducir prestaciones mecánicas ni cohesivas.
Ya es sabido que no solo la densidad (volumen de huecos) es lo
que define las prestaciones de la mezcla en la capa, sino que es el binomio
densidad-temperatura de compactación, el que fija el nivel de su comportamiento
mecánico y cohesivo. [Referencias 1 y 2]
Sin embargo, hay muchas ocasiones en las que su ejecución se
lleva a cabo en situación de bajas temperaturas, presencia de viento o de
lluvia o con humedad en la superficie de apoyo que dificultan en gran manera la
compactación de la mezcla y que ésta se realiza en un rango adecuado de
temperaturas sin presencia de segregaciones térmicas, además de repercutir
negativamente en otras propiedades de la capa como regularidad superficial,
textura, etc